Los dirigidos por Coudet lograron, sobre la hora, revertir un resultado adverso de dos goles y empataron un juego, ante Vélez, que mostró a Racing tan intrascendente como desde hace rato pero con la posibilidad de reacción aún intacta.
Impensado era, al final del primer tiempo, imaginar a Racing igualando el tanteador ante los de Heinze. No porque Vélez haya sido una máquina ni porque hubiese ostentado una superioridad manifiesta en todo concepto, sino porque "La Academia" había ofrecido muy poco o casi nada como para sustentar un analisis que llevara a un terreno de la esperanza.
Vélez se puso 2 a 0 arriba, en el score, de manera exagerada (hasta el 1 a 0 era justificado) porque solo llegó dos veces al arco defendido por Arias. Gobernó el juego desde la tenencia del balón, la dinámica en donde imponía su dominio y sumergió a los futbolistas de Racing en una profunda impotencia. Pese a todo esto el último campeón se las ingenio para tener un par de chances claras de gol, sobre todo una en la que Zaracho elevó, apenas, su disparo sobre el horizontal del arco defendido por Hoyos.
El elenco velezano capitalizó sus escasos momentos de lucidez, en lo que a profundidad ofensiva se refiere, en dos jugadas que se inician en dos errores de futbolistas académicos. En el primero Cristaldo, intentando una inexplicable maniobra en ofensiva, soltó el balón y posibilitó la contra de Velez para que Nicolás Domínguez defina con un alto disparo que fue a dar en el soporte interno de la red del palo de mano izquierda del golero Arias. El segundo fue la enésima pelota perdida de Marcelo Diaz y la endeble resistencia de Sigali, que brindó la inmejorable posibilidad a Maximiliano Romero para dar cifras exageradamente abultadas al encuentro.
La segunda mitad ofreció un panorama diferente. Racing fue sin ideas en búsqueda de lo que parecía, por lo mostrado en la primera fracción, una hazaña y Vélez sorprendentemente dejó de tener el dominio casi total del juego que había evidenciado.
El ingreso de Montoya, como contra Unión, le dio frescura a Racing. La misma que, por lo menos hasta ahora, no pudo darle jamás el paraguayo Rojas. Creció algo, muy poco, en dinámica efectiva y empezó a tener cierta profundidad que lo llevó primero a empatar cuando Nery Domínguez (una de las figuras de un pálido Racing) empujó al gol un cabezazo de Zaracho que venía de bajar un corner enviado por Montoya, luego a tener una doble chance de igualdad en los pies, nuevamente, de Domínguez, que desvió Hoyos y en el rebote Cistaldo, con el arco a merced, definió donde aún estaba el guardavallas fortinero.
Montoya se luxó un hombro y debió salir pero ingresó Cvitanich que ofreció algo mas de criterio en ofensiva y cuando todo parecía que llevaba a Racing a la primera derrota, el ex Banfield, Boca y Ajax, envio un preciso pase largo del centro del campo hacia la derecha del ataque albiceleste para que aprezca la inesperada figura goleadora de Pillud que sorteó con astucia a su marcador y ante la salida del goalkeeper local definió suave para que el balón embarace la red baja del palo derecho.
Racing accedía a un empate, que tuvo sabor a victoria, que se ajustó mas a lo visto en el field. Nunca hubo dos goles de diferencia en el desarrollo del partido. Fue Vélez que, haciendo gala de una efectividad al extremo, pudo capitalizar lo poco que supo generar, pese a un notable dominio territorial y de balón y Racing, el mismo impotente y desibujado de los últimos juegos, debió correr desde atras un resultado que pudo empatar pero que, si no lo obnubila la alegría de remontada final, debe dejarlo muy preocupado, al cuerpo técnico, porque cada vez las señales son mas fuertes que el equipo necesita una renovación de ideas y un aporte desde lo filosófico mas elaborado porque sino "la caprichosa" se va a negar a entrar en el arco rival y de caminos sinuosos estará compuesto el paisaje racinguista.
Juan Imperial
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