Racing se trajo, de Rosario, un punto con sabor a hazaña

Lisandro López entre la marca de Novaretti y la mirada de Brítez. El delantero marcó su gol 73 y evitó una caída de Racing mas que merecida

Si usted zafó de morir de un infarto, viendo el juego ante Rosario Central, desde estas líneas le rogamos no volver a ver el match. Es casi seguro que en la repetición del partido los "canallas" terminan goleando porque es una ficción que un equipo pueda ejercer tanta superioridad y luego no logre plasmarla en no menos de una docena de situaciones netamente peligrosas.

El Central de Cocca fue dominador absoluto (salvo escazos momentos) permitiendose arrollar al pálido, inexpresivo y hasta depresivo Racing de Coudet. Le generó cuatro tiros en los postes, tres salvadas providenciales sobre la mismísima línea de sentencia, mas atajadas del golero Arias y aún así no pudo concretar un triunfo largamente merecido.

Racing fue desgano, apatía, desconcierto, extravío. Ni una sombra de lo que supo ser. Lejano, a años luz, de aquel equipo que deslumbró y que lo único que sabía era hilvanar triunfos a fuerza de superar rivales y crearles constantes zozobras y desequilibrios.

En Rosario, el elenco albiceleste, alcanzó un empate casí sin proponérselo, sin contar que no hay espacio alguno para discutir que no lo mereció. Es mas, llegó a la paridad sin haber pateado al arco, porque el tanto concretado por el eterno goleador, Lisandro López, fue un centro que se transformó en gol. Luego de eso hubo una llegada en el primer tiempo y a los 56' un tiro libre de Rojas que pegó en el travesaño del arco defendido por el guardavallas Ledesma.

Una apatía alarmante en futbolistas como Barbona (que no desequilibró nunca y no le pudo dar un pase a un compañero, en toda la tarde, aún teniéndolo a tres metros de distancia), Rojas (cada vez que le toca ingresar muestra nada) y Marcelo Díaz (de un enésimo pase mal dado, por el, sobrevino el gol de los locales) fue el rango distintivo de una tarde espantosa para Racing que sólo difirió con el partido ante River en el score. A esto es dable sumarle la sempiterna relación de Donatti con las lesiones musculares y la preocupante salida de "Pulpo" Gonzalez con, lo que parece ser,  una seria lesión que lo alejaría de los campos de juego por prolongado tiempo.

Del "incendio" se salvaron: Arias (Figura central. Atífice de un empate milagroso) Sigali y Donatti (Dan solidez a una defensa que por sus extremos es un campo sin tranquera) y Cvitanich que se las arregla sólo para convertir en balones, los "cascotes" que le tiran sus compañeros incapaces de generar circuitos de juego.

Un hombre sabio del futbol argentino dijo alguna vez "el resultado es un gran impostor". No ha sido mas que corroborador, el juego en el Barrio Lisandro De La Torre, de aquella frase tan profunda.
Racing preocupó como si hubiese caído, nuevamente, por goleada. Si no mejora habrá que prepararse para seguir viendo estos espectáculos dantescos.

Dos hechos que ponen un "paño frío": El abrazo de los dos últimos DT campeones, con Racing, antes del inicio del encuentro. Imagen fuerte y emocionante si las hay.
Lo segundo: El gol de "Licha" López fue el número 73 en Racing y alcanzó a la histórica "Bordadora", Vicente Zito.